
El gran teatro de la vida concibe a la tierra como un gran escenario construido con la imaginación de todos los habitantes, que concurrirían como los personajes de la obra, la naturaleza y otros seres serían elementos necesarios para su desarrollo.
En este gran drama que se representa continuamente, todos y cada uno de los seres somos actores imprescindibles y tenemos una misión en el conjunto total aunque en momentos, sea tan solo el dar apoyo energético, colaborar en mantener el buen tono y el ánimo de los protagonistas, entendiendo que el éxito depende del bien hacer de cada persona que redunda en el beneficio de todos.
Enfocar cada acción, para recibir las sensaciones y disfrutar la tarea; estar en lo que se está previene de enfermedades porque tiene la mente en estado creativo y evita las situaciones de estrés, miedo y preocupación que terminan por desequilibrar al organismo, obligado a permanecer en alerta y tensión, debido a los peligros que le acechan.
Una mente concentrada, conduce al cuerpo hacia la relajación de modo que pueda cumplir sus funciones adecuadamente y esto aporta bienestar personal y salud.
Hacer lo mejor posible la acción que corresponda, sabiendo que no hay papeles malos sino interpretes inexpertos. Hacer la labor cotidiana sin prestar atención, es equivalente a un actor desconcentrado, que su cuerpo está en el escenario pero su mente está en otros quehaceres.
foto.flickr
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